El acuerdo del Senado para poner fin al cierre del gobierno de EE. UU. en 6 puntos clave

El acuerdo del Senado para poner fin al cierre del gobierno de EE. UU. en 6 puntos clave

Tras 40 días, un pequeño grupo de senadores demócratas se separó de su partido y votó con los republicanos a favor de una ley que pondría fin al cierre gubernamental más largo de la historia.

 

Un hombre con corbata y traje oscuros ante un atril.
El senador Angus King, uno de los senadores que negociaron con los republicanos, dijo que la duración del cierre había empujado a algunos colegas a apoyar un acuerdo sin la prórroga de las subvenciones de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio que habían buscado en un principio.Credit…Tierney L. Cross/The New York Times

Tras más de un mes de estancamiento, el Senado dio el domingo un paso crucial hacia la reapertura del gobierno, cuando un pequeño pero decisivo grupo de demócratas se separó de su partido y votó con los republicanos a favor de una ley que pondría fin al cierre gubernamental más largo de la historia.

El cierre aún no ha terminado. La votación del domingo, 60 a 40, despejó el camino para que el Senado debata formalmente la medida de gasto antes de una votación final. Si el Senado lo aprueba, el paquete aún debe ser aprobado por la Cámara de Representantes —que ha estado en un receso prolongado y aún no ha programado una fecha de regreso— y firmado por el presidente Donald Trump.

Aun así, el acuerdo que los senadores alcanzaron el domingo por la noche reflejó importantes lecciones para ambos partidos de la lucha por el cierre y es probable que tenga profundas implicaciones políticas y de políticas públicas mucho después de que el gobierno vuelva a la normalidad. He aquí seis conclusiones clave.

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Durante 40 días, el senador Chuck Schumer de Nueva York, líder de la minoría, mantuvo unida a su asamblea partidaria demócrata mientras el cierre del gobierno se prolongaba hasta un punto sin precedentes.

Pero esa disciplina no pudo mantenerse para siempre, y se rompió sin que los demócratas consiguieran lo que insistían que era su principal exigencia en la lucha: la prórroga de las subvenciones al seguro médico que se prevé que expiren a finales de año.

El grupo de senadores moderados que se separó de su partido dijo que ya no podía esperar un acuerdo mientras los estadounidenses sufrían las consecuencias de un gobierno cerrado. Y citaron el compromiso del senador John Thune, por Dakota del Sur, líder republicano, de que al menos se sometería a votación la propuesta de los créditos fiscales en algún momento de diciembre.

“Este proyecto de ley no es perfecto, pero da pasos importantes para reducir el daño de su cierre”, dijo el senador Richard Durbin por Illinois, el segundo demócrata al mando, en una declaración en la que explicaba por qué apoyaba el acuerdo.

Aun así, la promesa de una votación no garantiza que la legislación se apruebe. De hecho, cualquier medida que aborde las subvenciones a la salud no tiene muchas probabilidades de ser aprobada en un Congreso controlado por los republicanos y dadas las frecuentes arremetidas del presidente Trump contra la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio, ACA, por su sigla en inglés.

Como resultado, el acuerdo puso de manifiesto las amargas divisiones demócratas. Schumer dijo escuetamente a los periodistas que no votaría a favor del proyecto de ley porque carecía de disposiciones sobre el cuidado a la salud, y expresó sus objeciones en el pleno del Senado.

Los demócratas de la Cámara de Representantes, incluido el líder de la minoría, el representante Hakeem Jeffries por Nueva York, tacharon el acuerdo de insuficiente.

“Los demócratas de la Cámara de Representantes han sostenido sistemáticamente que una legislación bipartidista que financie al gobierno también debe abordar con decisión la crisis republicana de la atención sanitaria”, dijo en un comunicado.

El representante Ro Khanna, por California, fue un paso más allá y dijo que Schumer “ya no es eficaz y debe ser sustituido”.

“Si no puedes liderar la lucha para impedir el aumento vertiginoso de las primas de atención médica para los estadounidenses, ¿por qué vas a luchar?”, dijo en una publicación en las redes sociales.

Una mujer habla ante un atril mientras dos personas están de pie a su derecha y otras dos a su izquierda.
Cinco senadores demócratas rompieron el bloqueo de su partido y votaron con los republicanos para sacar adelante una ley para reabrir el gobierno el domingo por la noche.Credit…Tierney L. Cross/The New York Times

Desde que los republicanos aprobaron a principios de año un paquete de políticas nacionales que incluía fuertes recortes a Medicaid, los demócratas han enfocado sus ataques contra los republicanos en la cuestión de la asistencia sanitaria, sobre todo de cara a las elecciones intermedias del año que viene.

Su intento de obtener concesiones en materia de salud en el acuerdo de cierre fracasó. Las primas de la atención sanitaria, al menos por ahora, van camino de aumentar, en un momento en que los estadounidenses dicen estar preocupados por el costo de la atención médica.

Pero el resquicio de esperanza política para los demócratas es que ahora los republicanos se verán presionados para adoptar una medida que podría reducir esos costos o responder a los votantes que, según las encuestas, están abrumadoramente a favor de reducirlos.

Si el acuerdo se mantiene y finaliza el cierre, la atención se concentrará en la votación que Thune ha prometido sobre la prórroga de los créditos fiscales a la salud, y los demócratas dejaron claro que tienen intención de seguir presionando a los republicanos al respecto.

“Vamos a luchar legislativamente, a luchar en casa, a luchar en los tribunales y a llevar esta lucha a las elecciones”, dijo Schumer en el pleno del Senado. “Los costos de la atención sanitaria tuvieron un gran impacto en las elecciones de 2025, y sin duda tendrán un impacto aún mayor en las elecciones de 2026”.

Un indicador de que los demócratas esperan que la lucha por la atención sanitaria defina el debate político venidero: todos los senadores demócratas que se presentan a la reelección el año que viene se opusieron al acuerdo de cierre.

Entre los ocho que lo respaldaron había senadores que podían permitirse un golpe político, incluidos dos que se jubilan, Durbin y la senadora Jeanne Shaheen por Nuevo Hampshire. Otros tres —los senadores John Fetterman por Pensilvania, Catherine Cortez Masto por Nevada y Maggie Hassan por Nuevo Hampshire— no se presentan a la reelección hasta 2028. Y los tres restantes no vuelven a enfrentarse a los votantes hasta 2030: los senadores Tim Kaine por Virginia, Jacky Rosen por Nevada y King.

Thune llevaba semanas ofreciendo a los demócratas una votación sobre la prórroga de las subvenciones sanitarias. Solo cedieron después de que el gobierno de Trump hiciera que las consecuencias del cierre fueran demasiado dolorosas como para ignorarlas.

Cuando se le preguntó qué había convencido finalmente a un número suficiente de demócratas para romper con su partido, el senador Angus King, un independiente por Maine que hace asamblea con los demócratas y ayudó a negociar el acuerdo, ofreció una respuesta sencilla: el daño se estaba agravando demasiado.

“Creo que la gente decía: ‘No vamos a conseguir lo que queremos’”, en relación con los subsidios a la salud, dijo King. “Pero mientras tanto, mucha gente se está viendo perjudicada”.

El grupo de personas afectadas por el cierre creció con cada semana, más allá de los cientos de miles de trabajadores federales que llevan semanas sin cobrar. La lucha legal del gobierno de Trump para evitar el pago de las prestaciones de asistencia alimentaria SNAP puso a decenas de millones de estadounidenses en peligro de pasar hambre. Y su decisión de reducir la capacidad del tráfico aéreo atrapó a millones de personas en las interrupciones y cancelaciones de vuelos que comenzaron el fin de semana.

Y aunque las encuestas mostraban que, en general, los votantes culpaban más a los republicanos del cierre —una valoración que Trump dijo la semana pasada que compartía—, un puñado de demócratas decidieron finalmente que ya era suficiente.

“Debemos prorrogar los créditos fiscales mejorados de la ACA, pero eso no puede hacerse a expensas de los millones de estadounidenses de todo el país afectados por el cierre”, dijo en un comunicado la senadora Catherine Cortez Masto, por Nevada, quien respaldó el acuerdo.

Donald Trump baja una escalera mientras la gente lo espera al pie.
El presidente Trump saliendo del Air Force One en la Base Conjunta Andrews, en Maryland, el domingo.Credit…Eric Lee para The New York Times

Por lo general, los presidentes quieren demostrar que hacen todo lo posible para poner fin a un cierre del gobierno, y que obligarán a los líderes del Congreso a sentarse a la mesa y negociar para salir del bloqueo.

No es el caso de Trump.

El presidente no invitó ni una sola vez a los líderes demócratas a la Casa Blanca durante el cierre para negociar. No viajó al Capitolio para demostrar que lideraba el camino hacia una solución.

En lugar de ello, avivó el estancamiento con publicaciones en las redes sociales en las que animaba vehementemente a los republicanos a mantener la línea, un mensaje que transmitió a los senadores del Partido Republicano en persona en dos reuniones en la Casa Blanca. Tachó a los demócratas de intransigentes y, a medida que aumentaban las consecuencias del cierre, instó a los senadores del Partido Republicano a encontrar una forma de evitarlas, incluso poniendo fin al filibusterismo legislativo.

El domingo por la noche, mientras se alcanzaba un acuerdo, Trump estaba en un partido de fútbol americano en Maryland, y su único comentario a los periodistas cuando regresó a la Casa Blanca fue: “Parece que estamos muy cerca de que termine el cierre”. Aun así, el senador Markwayne Mullin, republicano por Oklahoma, dijo que la Casa Blanca había dado su visto bueno al acuerdo.

El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, llevó a los republicanos a aprobar una medida provisional para financiar el gobierno el 19 de septiembre. Luego, la envió al Senado y dijo a sus legisladores que regresaran a sus distritos.

Allí han permanecido semanas enteras, mientras Johnson insistía en que no había razón para que él o su conferencia negociaran, porque la Cámara ya había hecho su trabajo. Al hacerlo, se marginó a sí mismo y a su cámara.

Thune, por su parte, se negó a moverse de su oferta inicial: una simple medida de gasto provisional que financiaría el gobierno en los niveles existentes. A lo largo del cierre, mantuvo que los demócratas no eran razonables y que no había motivo para llegar a un compromiso o vincular la financiación del gobierno a una medida sanitaria.

En última instancia, dejó en manos de los moderados de su partido la tarea de llegar a un acuerdo que permitiera reabrir el gobierno, y a menudo pareció más un espectador que un líder, ya que profesaba incertidumbre sobre qué acuerdo sería posible y cuándo.

El grupo de negociadores incluía a la senadora Susan Collins por Maine, presidenta republicana del Comité de Asignaciones, quien dijo estar ansiosa por volver al funcionamiento normal del proceso de gastos del Congreso.

“Pongámonos manos a la obra y hagámoslo rápido”, dijo.

Aunque la salud era su principal objetivo, los demócratas del Senado obtuvieron algunas concesiones en su lucha contra el esfuerzo concertado del gobierno de Trump por reconfigurar y reducir el gobierno federal.

Su mayor victoria fue un texto que restablecería el empleo de miles de trabajadores federales que fueron despedidos durante el cierre y prohibiría nuevas reducciones de plantilla hasta el 30 de enero, al tiempo que garantizaría el pago de salarios atrasados a cientos de miles de personas que fueron despedidas, como exige la ley.

El grupo de senadores moderados que negoció el fin del cierre también protegió a la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno, un organismo que ayuda al Congreso a controlar el gasto federal. La GAO, por su sigla en inglés, ha entrado en conflicto con Trump y sus aliados después de que en dos ocasiones este año concluyera que el presidente había violado las normas que le prohíben cancelar unilateralmente la financiación.

La medida de la Cámara de Representantes proponía reducir a la mitad la financiación de la GAO, pero la medida del Senado mantendría su financiación sin cambios. También suprimía la sección que impedía a la agencia demandar a la Casa Blanca para liberar los fondos retenidos ilegalmente.

Catie Edmondson colaboró con reportería.

Michael Gold cubre el Congreso para el Times, centrándose en políticas migratorias y supervisión legislativa.