La postura corporal puede influir en nuestra autoestima, según estudio
Un estudio realizado recientemente reveló que una postura erguida mejora considerablemente nuestro estado de ánimo.
“La salud mental es un estado de bienestar que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad”, así lo establece la Organización Mundial de la Salud.
Además, es un factor fundamental de la salud para sustentar nuestras capacidades individuales y colectivas, pero también para tomar decisiones, establecer relaciones y dar forma al mundo en el que vivimos.
Las afecciones de salud mental incluyen trastornos mentales y discapacidades psicosociales, así como otros estados mentales asociados a un alto grado de angustia, discapacidad funcional o riesgo de conducta autolesiva.
Las personas que padecen algún tipo de trastorno mental son más propensas a experimentar niveles más bajos de bienestar mental, aunque no siempre es necesariamente así. Uno de los elementos que más se ve afectado con estos trastornos es la autoestima.
De acuerdo con la organización Som360 “la autoestima es la valoración, percepción o juicio positivo o negativo que una persona hace de sí misma en función de la evaluación de sus pensamientos, sentimientos y experiencias. La forma en que una persona se valora está influenciada en muchas ocasiones por agentes externos o por el contexto en el que se encuentra”.
Una buena autoestima contribuye a la construcción de una salud mental estable, por eso es necesario que esta sea fomentada desde la infancia y reforzada en la adolescencia a través de diversas herramientas.
Existen algunas recomendaciones básicas para elevar el autoestima de una persona como: actuar con respeto, fomentar el reconocimiento, dar apoyo y ayuda y mantener una actitud comprensiva y de aceptación; sin embargo, existe algo que pueden hacer todas las personas para fomentar desde el interior su propia autoestima: la postura.
En fechas recientes, un estudio liderado por la psicóloga española, Elena Sanz, determinó que la postura corporal es la base principal para que los seres humanos puedan aumentar y mantener la autoestima y estados de ánimos.
Esta teoría está basada en la psicocorporalidad, que explica que la postura “transmite información a través del lenguaje no verbal. Una sonrisa, una mirada baja o un cruce de brazos nos cuentan si nuestro interlocutor está feliz, temeroso o a la defensiva y esto lo captamos al instante, sin un esfuerzo consciente. De hecho, en el mundo animal también se produce este tipo de exhibiciones que sirve como interacción con los otros”.
En una investigación realizada en 2010, las científicas estadounidenses Amy Cuddy, Dana Carley y Andy Yap, analizaron las posturas de poder y poses de debilidad en un grupo de personas durante dos minutos, llegando a la conclusión de que había cambios en el organismo de los pacientes dependiendo de la postura.
Las posturas de poder reflejaban aumentos en la testosterona y decrementos en el cortisol y el patrón contrario ocurría con las poses de debilidad. “Tengamos en cuenta que la testosterona es una hormona presente tanto en hombres como en mujeres, relacionada con la valentía, la autoconfianza y la asunción de riesgos. Por su lado, el cortisol se asocia con el estrés, el nerviosismo y la precaución”, explicó Sanz.