Mientras usted duerme, la IA del futuro le organizará el viaje perfecto

Mientras usted duerme, la IA del futuro le organizará el viaje perfecto

Así cambiará radicalmente la forma de viajar cuando la Inteligencia Artificial deje de recomendar y empiece a decidir y actuar por nosotros

Reproducción figurada de un agente de Inteligencia Artificial (IA)

Reproducción figurada de un agente de Inteligencia Artificial (IA)Getty Images

Navidades de 2029. Usted se va a la cama con la sensación de que su viaje, esa escapada prevista y tan esperada que había planificado, no va a salir como pensaba. La sobrecarga de trabajo de última hora le hace sospechar que quizá el esquí no es ahora la mejor solución y el parte meteorológico de ese mismo día tampoco ayuda. Falta nieve, se anuncian lluvias y el plan empieza a tambalearse. Se acuesta con la impresión de que el descanso prometido se evapora, pero mientras duerme algo cambia y no es en sus sueños ni en su imaginación.

Un agente de viajes basado en Inteligencia Artificial (IA) detecta imprevistos y ajusta fechas, cambia el destino y reorganiza vuelos y hotel

Mientras usted intenta conciliar el sueño, su agente de viajes basado en Inteligencia Artificial (IA) detecta todos esos giros y empieza a trabajar. Ajusta fechas, cambia el destino, reorganiza vuelos y hotel. No busca solo una alternativa viable, sino una que encaje mejor con su estado de ánimo y con sus preferencias de viaje, con los puntos acumulados en aerolíneas y sus programas de fidelización, y hasta con ese tipo de detalles que antes dependían del azar o de un buen conserje, como descubrir que el director del hotel elegido ya le conoce de otro destino. A la mañana siguiente, el viaje está resuelto… y pagado.

El siguiente paso

Mientras dormimos nuestro IA agentic trabaja para nosotros

Mientras dormimos nuestro IA agentic trabaja para nosotrosGetty Images

 

La escena puede parecer futurista, pero no lo es tanto. En estas mismas Navidades de 2025, una parte muy significativa de los viajeros ya ha incorporado la Inteligencia Artificial a la planificación de sus vacaciones. Según un informe conjunto de la consultora McKinsey y Skift, uno de los medios de referencia del sector turístico con sede en Nueva York, más de la mitad de los usuarios ha utilizado ChatGPT u otras herramientas similares para informarse, comparar opciones o diseñar un itinerario. El crecimiento en apenas un año ha sido notable, sobre todo entre quienes recurren a la IA de forma habitual, lo que apunta a un cambio de hábito más profundo que una simple curiosidad tecnológica.

La IA agéntica incorpora capacidad de razonamiento, planificación y, sobre todo, ejecución

Por ahora, la Inteligencia Artificial actúa como un asesor bien informado. Sugiere destinos, ordena alternativas, resume reseñas, compara precios y ayuda a filtrar el exceso de información. Para muchos viajeros funciona como ese amigo inteligente al que se le pregunta antes de tomar una decisión o al que ya conoce el hotel o el destino. Pero el siguiente paso, el que empieza a transformar de verdad el sector, va mucho más allá de la recomendación.

Este salto se conoce técnicamente como IA agéntica (Agentic AI) y marca una diferencia clara respecto a la Inteligencia Artificial generativa actual. Mientras esta última se centra en crear textos, imágenes o ideas y en ayudar a informarse, la IA agéntica incorpora capacidad de razonamiento, planificación y, sobre todo, ejecución.

Gestión completa del viaje

Concepto de red de la IA agéntica

Concepto de red de la IA agénticaGetty Images

 

En el ámbito de los viajes, eso implica pasar de la simple búsqueda de información a la delegación de la gestión completa. Estos sistemas pueden interactuar de principio a fin con aplicaciones de aerolíneas, hoteles y plataformas de transporte, realizar pagos, gestionar programas de fidelización, almacenar documentación personal y ocuparse de visados y trámites burocráticos. También pueden reaccionar en tiempo real ante imprevistos, recalculando rutas si hay vuelos cancelados, overbooking o previsión de tormentas, ajustando el presupuesto para mantenerse dentro de los límites marcados y reorganizando el itinerario sin que el viajero tenga que intervenir.

Este nuevo modelo elimina una de las cargas más habituales del viaje contemporáneo: la fatiga de decisión

Según los expertos, la gran aportación de este modelo es una hiperpersonalización productiva, capaz de operar en contextos dinámicos y de eliminar una de las cargas más habituales del viaje contemporáneo: la fatiga de decisión, ese agotamiento que aparece incluso antes de hacer la maleta dado el exceso de oferta.

Ventajas para el viajero

Los viajeros pueden delegar gestiones en su agente de IA

Los viajeros pueden delegar gestiones en su agente de IAGetty Images

 

Para el viajero, las ventajas pueden ser evidentes. Desaparece buena parte de la fricción que hoy acompaña al viaje, especialmente en fechas sensibles como la Navidad. Ya no se trata solo de elegir bien, sino de gestionar lo imprevisto. Cambios de última hora, tarifas que varían sin aviso, normas opacas sobre equipaje, incidencias que obligan a pasar largos minutos al teléfono hablando con sistemas automáticos. Todo eso forma parte del paisaje actual. Para muchos, delegar esa gestión en un agente constante y meticuloso resulta tentador.

Las empresas llevan tiempo utilizando Inteligencia Artificial para optimizar precios, segmentar clientes y maximizar ingresos

Las empresas, de hecho, llevan tiempo utilizando Inteligencia Artificial para optimizar precios, segmentar clientes y maximizar ingresos. El viajero lo percibe en cada paso del proceso. A pocas horas de volar, aparecen las preguntas. Si desea mejorar su asiento. Si quiere añadir equipaje. Si le interesa pasar a una categoría superior o alquilar un coche. Ese entramado de ofertas cruzadas y mejoras de última hora, conocido como cross-selling y up-selling, se ha convertido en una de las grandes fuentes de rentabilidad del sector. Y muchas veces en una pesadilla para un consumidor que se siente poco menos que asaltado en cada pantalla.

Respuesta algorítmica

Nuestro agente de IA sabrá si las ofertas son adecuadas al precio de mercado

Nuestro agente de IA sabrá si las ofertas son adecuadas al precio de mercadoGetty Images

 

La aparición de agentes de Inteligencia Artificial del lado del consumidor amenaza con alterar ese equilibrio. Si es su propio sistema el que decide qué extras merecen la pena y cuáles no, la intermediación tradicional pierde peso. Ya no es el viajero quien responde de forma impulsiva a un estímulo comercial, sino una máquina que evalúa con frialdad si el valor añadido compensa el coste. Para las empresas, la pregunta es evidente: qué ocurrirá con esos ingresos complementarios cuando la decisión deje de ser emocional y pase a ser algorítmica.

Ya no es el viajero quien responde de forma impulsiva a un estímulo comercial, sino una máquina que evalúa con frialdad si el valor añadido compensa el coste

Hoy, además, una parte enorme de las decisiones de viaje se apoya en listas, rankings y premios. Los «mejores hoteles del mundo», los «más deseados», los «más premiados». Son fórmulas útiles para orientarse en un mercado cada vez más amplio, pero ese sistema empieza a mostrar síntomas de agotamiento, alimentado por un ruido constante de recomendaciones y por el empuje de campañas de marketing que, en ocasiones, pesan tanto como el propio producto.

A eso se suma el viaje por imitación, esa nueva geografía dictada por influencers que no convence a todo el mundo. No todos quieren seguir los pasos de Emily in Paris cuando está en la capital francesa, ni reproducir el mismo guion en Roma o en Italia. Ni todos quieren emular a Emily ni todos quieren ir al teóricamente mejor hotel del mundo, porque sencillamente creen que no existe, del mismo modo que no existe el mejor libro o el mejor cuadro. Existen hoteles que encajan, o no encajan, con lo que una persona necesita en un momento concreto.

Ya no se trata de cuál es el mejor hotel, sino de cuál es el mejor hotel para usted ahora, con sus circunstancias y su estado de ánimo

Ahí la Inteligencia Artificial puede ser verdaderamente disruptiva, porque desplaza la pregunta. Ya no se trata de cuál es el mejor hotel, sino de cuál es el mejor hotel para usted ahora, con sus circunstancias, sus manías, su presupuesto y su estado de ánimo. Si un agente de IA puede responder eso con precisión y actuar en consecuencia, parte del edificio de la prescripción externa puede tambalearse.

IA también emocional

El sistema será capaz de interpretar nuestro estado de ánimo

El sistema será capaz de interpretar nuestro estado de ánimoGetty Images/iStockphoto

 

A esta transformación se suma otra capa aún más delicada. La llamada Inteligencia Artificial emocional o afectiva. Sistemas capaces de interpretar estados de ánimo a partir de señales indirectas como patrones de comportamiento, datos de sueño o incluso reconocimiento facial. Aplicado al viaje, el planteamiento es sencillo. Si el sistema detecta cansancio o estrés, ajusta la experiencia. Reduce transbordos, propone destinos más tranquilos, suaviza el ritmo. Si percibe energía o curiosidad, sugiere planes más intensos. No se trata de una máquina adivinando pensamientos, sino de integrar contexto y datos para afinar decisiones. En el escenario de esas Navidades de 2029, el agente no solo cambia el viaje porque falte nieve o llueva. Lo hace porque interpreta que el viajero necesita descansar de verdad y reorganiza la experiencia en consecuencia.

Si el sistema detecta cansancio o estrés, ajusta la experiencia; si percibe energía o curiosidad, sugiere planes más intensos

Pese a todo, el entusiasmo convive con la cautela. El citado informe de McKinsey y Skift refleja una paradoja clara. La mayoría de los viajeros confía en la información generada por Inteligencia Artificial y valora positivamente que las empresas integren este tipo de sistemas. Sin embargo, a día de hoy solo una pequeña minoría, apenas un 2% de los consultados, está dispuesta a dejar toda la gestión en manos de la IA sin supervisión humana. Delegar implica ceder control, compartir datos sensibles y aceptar que una máquina actúe en nombre propio.

En cualquier caso, todo apunta a que se avecinan cambios profundos en la manera de viajar y de decidir. Quién sabe si, del mismo modo que el turismo de masas quedó retratado en el título de «Si esto es martes, estamos en Grecia», en el futuro la frase que resuma otra época podría ser: «Si estoy en el paraíso que buscaba ahora y que ni siquiera sabía que existía, es porque todo lo ha decidido y organizado la IA».