Por qué los doctores y farmacéuticos se están rebelando

¿Por qué los doctores y farmacéuticos se están rebelando?

Cada vez más médicos de clínicas de todo Estados Unidos se han organizado para hacerle frente a unas condiciones laborales crecientemente abrumadoras.

Cuando John Wust, obstetra de Allina, y sus colegas, votaron a favor de sindicalizarse en marzo, se convirtieron en uno de los grupos más grandes de médicos del sector privado en tomar esa decisión.Credit…Jenn Ackerman para The New York Times

 

Por Noam Scheiber

ORIGINAL NOTE: https://www.nytimes.com/es/2023/12/06/espanol/doctores-farmaceuticos-sindicatos.html

Noam Scheiber escribe sobre las condiciones laborales de los médicos y otros profesionales desde 2015.

 

A simple vista, John Wust no parece un agitador laboral. Un ginecólogo obstetra experimentado de Luisiana con una predilección por las corbatas de moño, Wust pasó los primeros 15 años de su carrera dirigiendo su propio consultorio con algunos colegas.

Mucho después de aceptar un cargo en Allina Health, un gran sistema de atención médica sin fines de lucro con sede en Minnesota, en 2009, no se veía a sí mismo como el tipo de empleado que podría beneficiarse de la negociación colectiva.

 

Pero eso cambió en los meses previos a marzo, cuando su grupo de más de 100 médicos de un hospital de Allina cerca de Minneapolis votó a favor de sindicalizarse. Wust, que ha hablado con sus colegas sobre las posibles ventajas de un sindicato, dijo que los médicos no sabían cómo aliviar su insostenible carga de trabajo porque tenían menos influencia que nunca en el hospital.

“Tal y como está el sistema, no vi ninguna otra solución legal disponible”, afirmó Wust.

En el momento en que él y sus colegas votaron a favor de sindicarse, eran uno de los grupos más numerosos de médicos del sector privado en hacerlo. Pero para octubre, esa distinción pasó a un grupo que incluía a unos 400 médicos de atención primaria empleados en clínicas que también son propiedad de Allina. El sindicato que los representa, el Consejo de Médicos del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios, afirma que médicos de decenas de clínicas de todo el país han indagado sobre la posibilidad de organizarse en los últimos años.

Los médicos no son los únicos profesionales de la salud que se están sindicalizando o están protestando en mayor número. Los trabajadores de la salud, muchos de ellos enfermeros, realizaron ocho grandes huelgas el año pasado —la mayor cifra en una década— y van camino a igualar o superar esa cifra este año. En otoño, decenas de farmacéuticos no sindicalizados que trabajan en tiendas CVS y Walgreens se reportaron enfermos o se marcharon a media jornada para protestar contra la falta de personal, muchos durante un día entero o más.

Las razones detrás de las acciones laborales recientes parecen sencillas. Los médicos, personal de enfermería y farmacéuticos afirmaron que se les estaba pidiendo realizar más tareas a medida que disminuía el personal, lo que les provocaba agotamiento y ansiedad de poner en peligro a los pacientes. Muchos dijeron que se les exigió al máximo cuando empezó la pandemia, y que su carga de trabajo nunca disminuyó del todo.

A portrait of Dr. Alia Sharif, wearing a lab coat and crossing her arms, inside a home office.
“Se nos ve como piezas de un engranaje”, dijo Alia Sharif. “Puedes ser médico o trabajador de una fábrica, y estas grandes empresas te tratan exactamente igual”.Credit…Jenn Ackerman para The New York Times

Pero en todos los casos, la explicación es más profunda: la consolidación de las empresas de atención a la salud ha hecho que los trabajadores se sientan impotentes ante las grandes burocracias. Dicen que esta tendencia les ha dejado poco margen para ejercer su criterio profesional.

“La gente se siente abrumada. Eso es real”, afirmó John August, experto en relaciones laborales en el sector salud del Instituto Scheinman de la Universidad de Cornell. “Las estructuras corporativas en la atención médica no son malvadas, pero no han evolucionado al punto de entender cómo interactuar” con los trabajadores de la salud.

Allina declaró que había avanzado en la reducción de la carga de trabajo de los médicos y que estaba colaborando con los trabajadores de la salud para resolver los problemas pendientes. CVS dijo que estaba haciendo “inversiones específicas” en las farmacias para mejorar la dotación de personal en respuesta a los comentarios de los empleados; a su vez, Walgreens declaró que se comprometía a garantizar que los trabajadores tuvieran el apoyo que necesitaban y que había invertido más de 400 millones de dólares en dos años para contratar y retener al personal.

Profesionales de diversos campos han protestado por situaciones similares en los últimos años. Maestros de escuela, instructores universitarios y periodistas se han declarado en huelga o se han sindicalizado en medio de presupuestos cada vez más bajos y el auge de métricas de desempeño que consideran más adecuadas para representantes de ventas que para los protectores de ciertas normas y las mejores prácticas.

Pero la tendencia es particularmente pronunciada en el sector de la salud, cuyos profesionales solían disfrutar de un estatus social nivel platino en las reuniones de reencuentros de bachillerato y en las cenas de Acción de Gracias.

Durante años, muchos médicos y farmacéuticos creyeron que estaban en gran medida al margen de la jerarquía tradicional entre la dirección y los trabajadores. Ahora se sienten asfixiados por esta. El resultado es una mayor conciencia laboral entre personas que no siempre la han tenido, la sensación de que son subordinados en conflicto constante con sus superiores.

“Al final me di cuenta de que todos somos trabajadores, pese a la percepción de élite que se tenga de nosotros”, afirmó Alia Sharif, una colega de Wust en Allina que está muy involucrada en la campaña sindical. “Se nos ve como piezas de un engranaje. Puedes ser médico o trabajador de una fábrica, y estas grandes empresas te tratan exactamente igual”.

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A customer in a face mask leaving a Walgreens store through a sliding door. Signs advertise the availability of vaccines.
Los trabajadores farmacéuticos de Walgreens y CVS se han quejado de falta de personal y de objetivos de desempeño demasiado agresivos.Credit…Spencer Platt/Getty Images

Los detalles varían según el campo de atención médica, pero las tendencias son similares: un antes en el que los profesionales de la salud afirman que tenían el margen de maniobra y los recursos para hacer bien su trabajo, seguido de lo que consideran un descenso hacia las filas de los jornaleros gestionados a detalle.

Como internista de farmacología y farmacéutico en un CVS de Massachusetts a partir de finales de 1990, a Ed Smith le parecía que las tiendas siempre estaban bien dotadas de personal. Dijo que los farmacéuticos tenían tiempo de entablar relaciones con los pacientes.

Alrededor de 2004, se convirtió en gerente de distrito en la zona de Boston, donde supervisaba unos 20 establecimientos para la compañía. Smith dijo que los ejecutivos de CVS estaban atentos a las opiniones de los farmacéuticos: aumentaban el sueldo de los técnicos si había escasez o actualizaban programas informáticos anticuados. “Cada decisión se basaba en algo que decíamos que necesitábamos”, recordó.

Wust recordó los días que trabajó en un consultorio independiente de unos 25 médicos con una nostalgia similar. “Todos éramos socios”, dijo. “Era una especie de democracia laboral. Todo el mundo tenía voz y voto. Se escuchaban las preocupaciones de todos”.

Con el tiempo, sin embargo, la consolidación y el auge de empresas de servicios médicos cada vez más grandes dejaron a los trabajadores con menos influencia.

Mientras los llamados gerentes de beneficios farmacéuticos, que negocian descuentos con las farmacias en nombre de las aseguradoras y las empresas, compraban rivales, gigantes minoristas como Walgreens y CVS hacían también adquisiciones a fin de no perder poder de mercado.

Las cadenas cerraron muchos de los locales recién adquiridos, lo que llevó a más clientes a las tiendas existentes. Intentaron recortar costos, especialmente los relacionados con el personal, mientras los gerentes de beneficios controlaban los precios de los medicamentos.

Alrededor de 2015, Smith abandonó su puesto de gerente de distrito y volvió a ser un farmacéutico de primera línea, reacio a supervisar a compañeros de trabajo en condiciones que consideraba deficientes. “No podía pedir a mis farmacéuticos que hicieran lo que yo no podía hacer”, afirmó.

Entre sus frustraciones, dijo, estaba la necesidad de limitar de manera estricta el número de trabajadores que cada farmacia podía programar. “Cada semana que rebasas tu presupuesto de mano de obra directa, recibes una llamada, independientemente del volumen de recetas, de tu gerente de distrito”, explicó Smith. “Si tu presupuesto para horas técnicas es de 100 y has utilizado 110, recibes una llamada. No es mucho dinero, quizá 180 dólares, pero recibes una llamada”.

Cuando se le preguntó a CVS cómo se aplicaban los presupuestos de mano de obra, la compañía respondió que los gerentes recibían “orientación” basada en el volumen esperado y otros factores, y que se hacían ajustes para garantizar una dotación de personal adecuada.

Smith y otros farmacéuticos actuales y antiguos de CVS y Walgreens dijeron que la asignación de horas para farmacéuticos y técnicos en sus tiendas había disminuido la mayoría de los años en la década anterior a la pandemia.

Los farmacéuticos también describieron que se les exigían parámetros de rendimiento cada vez más estrictos, como la rapidez con la que respondían el teléfono, la proporción de recetas surtidas para 90 días en lugar de 30 o 60 (las recetas a más largo plazo se traducen en más dinero por adelantado) y las llamadas realizadas para instar a la gente a surtir o recoger recetas.

Durante años, los farmacéuticos de Walgreens y CVS lograron ignorar en gran medida estos parámetros tan estrictos siempre que los beneficios generales y la satisfacción del cliente se mantuvieran altos. Pero a principios y mediados de la década de 2010, ambas empresas aumentaron la importancia de estos indicadores, según varios farmacéuticos.

En Walgreens, muchos directores de farmacia empezaron a tener como jefe directo a un supervisor de ventas al por menor en todo el distrito en lugar de un supervisor formado como farmacéutico. “Coincidió con una mayor presión de las métricas”, afirmó Sarah Knolhoff, farmacéutica de Walgreens de 2009 a 2022.

“Al no haber sido nunca farmacéuticos, presionaban a la farmacia de la misma manera en que presionaban a los vendedores que atendían a los clientes”, añadió Knolhoff, en alusión al resto de la tienda.

CVS sostuvo que las métricas de rendimiento eran necesarias para garantizar la seguridad y la eficiencia para los pacientes, pero que en los últimos años había reducido el número de métricas que monitorea. Walgreens anunció el año pasado que ya no usaría “métricas basadas en tareas” en las revisiones de rendimiento del personal de farmacia, aunque las seguiría utilizando para monitorear el rendimiento de cada tienda.

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The facade of a hospital building with a sign that says “Allina Health, Mercy Hospital, Unity Campus.”
En sistemas de salud como Allina, los médicos tienen incentivos para hablar con los pacientes sobre afecciones que pueden no ser relevantes para su atención inmediata. Los expertos en salud afirman que eso puede ayudar a garantizar que se atiendan las condiciones de alto riesgo.Credit…Jenn Ackerman para The New York Times

En el caso de los médicos y el personal de enfermería, la transición sucedió más o menos al mismo tiempo. A medida que los consultorios médicos independientes se daban cuenta de que habían perdido influencia en la negociación de las tarifas de rembolso con las aseguradoras, muchos médicos se incorporaron a sistemas sanitarios más grandes, que podían utilizar su tamaño para obtener mejores acuerdos.

En 2010, la aprobación de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA por su sigla en inglés), junto con otros esfuerzos de la normativa federal, recompensó el tamaño de estas empresas al supeditar el rembolso a determinados resultados de salud, como la proporción de pacientes que deben ser readmitidos. El aumento de tamaño ayudó a los sistemas hospitalarios a diversificar su población de pacientes, como lo hace una aseguradora, de modo que determinados grupos de pacientes de alto riesgo no resultaran perjudiciales desde el punto de vista financiero.

Los administradores evaluaron cada vez más a su personal médico en función de parámetros similares vinculados a la salud de los pacientes y establecieron incentivos y mandatos.

El personal médico y de enfermería se quejó de los cambios. “La empresa te dice cómo tienes que tratar a tu paciente”, afirmó Frances Quee, presidenta del Consejo de Médicos, que representa a unos 3000 médicos, la mayoría de ellos en hospitales públicos. “Sabes que así no es como debes tratar a tu paciente, pero no puedes decir nada porque tienes miedo de que te despidan”.

En Allina, se incentiva a los médicos de atención primaria a que hablen con los pacientes sobre sus enfermedades de alto riesgo o crónicas, incluso si esas enfermedades están bien controladas y no son relevantes para esa consulta en particular.

“¿Es un uso valioso de nuestros 25 minutos juntos?”, cuestionó Matt Hoffman, médico de atención primaria en una clínica de Allina que se sindicalizó en octubre. “No, pero le permite a Allina obtener más dinero de Medicare”.

Wust dijo que los administradores de hospitales se apoyaban cada vez más en teorías de gestión tomadas de otras industrias, como la manufacturera, que buscaban minimizar el exceso de capacidad.

Por ejemplo, dijo que cuando comenzó a trabajar en el sistema, los obstetras de Allina tenían uno o dos lugares de reserva por día de 15 minutos cada uno, en caso de una emergencia de un paciente. Hace varios años, Allina eliminó esas reservas y le ordenó a los obstetras que, en su lugar, citaran a dos pacientes.

Cuando se le preguntó sobre los lugares de reserva, Allina dijo: “Siempre estamos analizando cómo utilizamos nuestros recursos para brindar atención de alta calidad”. Declaró que los incentivos vinculados a las condiciones de alto riesgo aún podrían lograrse si un médico declaraba que el problema ya no era relevante. Josh Scheck, otro médico de atención primaria de Allina, dijo que el empujón le resultó útil y que no llevó mucho tiempo abordarlo. Dijo que el sistema de salud había permitido que su clínica experimentara formas de hacer que su flujo de trabajo fuera más eficiente.

Otros trabajadores de la salud se quejaron de que algunas de las métricas que los evalúan, como la satisfacción del paciente, los hacían sentir como dependientes de tiendas minoristas o empleados de restaurantes en lugar de profesionales médicos.

Adam Higman, experto en operaciones hospitalarias de la consultora Press Ganey, dijo que la consolidación y el mayor uso de métricas habían surgido como respuesta a la necesidad de reducir los costos de la atención médica en Estados Unidos, que durante mucho tiempo han sido los más altos del mundo per cápita, y garantizar que el gasto beneficie a los pacientes.

Higman señaló los datos que demuestran que los médicos y enfermeros más empáticos y comunicativos —factores que afectan la experiencia de los pacientes— redundan en pacientes más sanos.

Pero Higman reconoció que muchos sistemas de salud habían aumentado las tensiones con médicos y personal de enfermería al no involucrarlos más en el desarrollo y la implementación del sistema de métricas según el cual se les juzga. “Los sistemas de salud y grupos médicos progresistas e inteligentes escuchan a los médicos, analizan su experiencia y su volumen de negocio y crean foros de debate”, afirmó. “Si eso no pasa, es uno de los factores que contribuyen a la sindicalización”.

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A line of picketers behind a barricade along a sidewalk, holding signs with slogans like “Mount Sinai Unfair,” “Honk if You Love Nurses,” and “On Strike for Better Patient Care.”
Los enfermeros se declararon en huelga durante tres días en enero en el Hospital Mount Sinai de Nueva York, en protesta por la falta de personal.Credit…Gregg Vigliotti para The New York Times

La pandemia magnificó estas tensiones.

A medida que las cadenas minoristas desplegaban las vacunas anti-COVID-19, los farmacéuticos se quejaban de estar sobrecargados de trabajo al punto de no poder hacer una pausa para ir al baño y decían que les preocupaba constantemente cometer errores que perjudicaran a los pacientes. (CVS dijo que desde el año pasado comenzó a cerrar la mayoría de las farmacias durante 30 minutos cada tarde para dar a los farmacéuticos un descanso regular. Walgreens declaró que los “descansos específicos para la alimentación de los farmacéuticos” comenzaron a implementarse en todas las tiendas en 2020).

Los médicos y enfermeros se encontraron con que las bandejas de entrada de sus correos electrónicos, de por sí saturadas, de repente estaban a reventar, pues los pacientes asustados pedían con urgencia consejos médicos. Los administradores intentaron hacinar a más pacientes en hospitales y clínicas saturados.

El punto de quiebre sucedió cuando ya había pasado el apogeo de la pandemia, pero las condiciones apenas mejoraron, según muchos trabajadores. Aunque los sistemas de salud habían prometido aumentar el personal, muchos se encontraron con déficits en medio de la inflación y la escasez de médicos y enfermeras.

Los profesionales que nunca se habían considerado candidatos a afiliarse a un sindicato empezaron a organizarse. Cuando empezó a trabajar en Allina en 2009, Sharif dijo: “Yo no habría considerado que los sindicatos y los médicos pensaran igual; habría sido un concepto totalmente ajeno”. El año pasado, se puso en contacto con el Consejo de Médicos para pedir ayuda con la sindicalización de sus colegas.

Quee, la presidenta del sindicato, dijo que las consultas de los médicos se habían triplicado desde que el segundo grupo de médicos de Allina se sindicalizó el mes pasado y que, como resultado, el Consejo de Médicos estaba contratando a más organizadores. (Allina está apelando el resultado de la votación sindical en el hospital, pero no en sus clínicas). Incluso los farmacéuticos están movilizándose. “Hace dos días, me llamaron farmacéuticos de Florida”, relató Quee. “Nunca habíamos trabajado con farmacéuticos”.

En septiembre, Smith, que hace tiempo pasó de ser gerente de distrito de CVS a farmacéutico de primera línea, asumió un rol adicional: organizador sindical. Después de que CVS despidiera a un gerente de distrito que se había negado a cerrar algunas tiendas los fines de semana para hacer frente a la falta de personal, Smith ayudó a organizar una serie de días de baja por enfermedad y paros coordinados en la zona de Kansas City, Misuri, donde ha trabajado para la empresa en los últimos años.

Las huelgas afectaron a aproximadamente 20 sucursales y causaron que el director de farmacia de la compañía y a un alto funcionario de recursos humanos fueran a la ciudad para reunirse con los renegados. Unas semanas más tarde, CVS dijo que limitaría las citas de vacunación y agregaría horas de trabajo para los técnicos de farmacia, aunque no había aumentado su salario.

CVS dijo que varios farmacéuticos del área de Kansas City se habían reportado enfermos en ciertos días de septiembre, “lo que resultó en alrededor de 10 cierres inesperados de farmacias” en un día y parte de otro. En respuesta, dijo, los ejecutivos se reunieron con farmacéuticos para escuchar y abordar sus inquietudes.

Durante una entrevista en octubre, mientras Smith y sus colegas todavía esperaban la respuesta de la empresa, dejó claro que se le había acabado la paciencia. “Llevo años pidiendo, pidiendo y pidiendo mejoras”, afirmó. “Ahora ya no las pedimos. Las estamos exigiendo”.

Noam Scheiber es un reportero radicado en Chicago que escribe sobre los trabajadores y el espacio laboral. Trabajó en The New Republic durante casi 15 años, donde cubrió políticas económicas y tres campañas presidenciales. Es autor de The Escape Artists. Más de Noam Scheiber