En contraste, «loguearse», verbo pronominal que procede de «log [in]», entró como adaptación plena al español: «Acceder mediante identificación y contraseña a una computadora, a un sitio web o a un programa, red o sistema informáticos».
La adición más controversial, quizá, es «milenial». Esta voz fue incorporada como palabra aguda, lo que realmente no sorprende, pues era la forma en que la Real Academia Española recomendaba adaptarla. En una columna anterior me referí al asunto y lo reitero: es innegable que en el habla cotidiana es más común la pronunciación grave o llana [mi.lé.nial], como se dice en inglés. Se pudo haber considerado incluir la forma «milénial» (y, de paso, «centénial»); no obstante, es posible que esto resultara en un plural forzado: «miléniales».
Sea como sea, para quienes no quedamos contentos con ninguna de esas opciones, nos queda una vía: la ASALE también incluyó «millenial» como extranjerismo crudo. Es decir, la podemos seguir pronunciando como palabra grave, pero marcándola con cursiva o entre comillas.
Una mención final a la influencia de la política en la lengua: «outsider» también llegó al diccionario, mientras que «arancel», por obvias razones, fue escogida como palabra del año por la Fundéu.
¡Una feliz Navidad!