Un estudiante mantuvo en secreto una criptomina de 6 millones de dólares

Un estudiante mantuvo en secreto una criptomina de 6 millones de dólares

Por Michael Forsythe y Gabriel J.X. Dance

Jerry Yu reúne las características de lo que los chinos llaman un rico de segunda generación. Estudió en una escuela preparatoria de Connecticut. Vive en un condominio de Manhattan que le vendió Jeffrey R. Immelt, exdirector ejecutivo de General Electric, en 8 millones de dólares. Y es el dueño mayoritario de una mina de bitcóin en Texas, que fue adquirida por más de 6 millones de dólares el año pasado.

ORIGINAL NOTE: nytimes.com

Yu, un estudiante de 23 años de la Universidad de Nueva York, también se ha convertido —sin querer— en un caso de estudio sobre cómo los ciudadanos chinos pueden mover dinero de China a Estados Unidos sin llamar la atención de las autoridades de ninguno de los dos países.

El sitio de Texas, un gran centro de cómputo, no se compró con dólares sino con criptomonedas, las cuales ofrecen anonimato, y la transacción ocurrió por medio de una bolsa extraterritorial, por lo que nadie conoce el origen del financiamiento.

Este secretismo permite que los inversionistas chinos eviten el sistema bancario estadounidense y la supervisión de los reguladores federales, así como las restricciones chinas a la salida de dinero de ese país. En una transacción más tradicional, un banco que recibe los fondos sabría de dónde proceden y por ley estaría obligado a informar de cualquier actividad sospechosa al Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

Nada de esto se habría sabido si la empresa de Yu —BitRush Inc., también conocida como BytesRush— no hubiera tenido problemas en la diminuta localidad de 281 habitantes de Channing, ubicada en el área conocida como el mango de Texas, donde los contratistas aseguran que no se les pagó el total del trabajo que realizaron en la mina de Yu.

Una avalancha de demandas por el trabajo ha revelado documentos que muestran transacciones que no se suelen hacer públicas, pues los inversionistas chinos han inundado Estados Unidos con gastos de cientos de millones de dólares en la construcción o gestión de criptominas, después de que el gobierno chino prohibiera esas operaciones en 2021.