- Economy/Economía, Lo Último
- 12 julio, 2024
La inflación de EEUU allana el camino para que la Fed baje los tipos: el IPC se modera más de lo esperado hasta el 3%
- El IPC general desacelera tres décimas y el subyacente cae al 3,3%
- El muy vigilado IPC subyacente mensual es el más bajo en tres años
- Aunque el IPC de julio sea peor, el recorte de tipos en septiembre se afianza
La inflación de EEUU en junio repite las buenas noticias que ya dio en mayo. El mes pasado, el índice de precios al consumo (IPC) se moderó una décima más de lo esperado hasta el 3% frente al 3,3% de mayo, según los datos publicados este martes por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) del Departamento de Trabajo de EEUU. El más vigilado últimamente IPC subyacente (excluye energía y alimentos), más pegajoso, también sorprende a la baja: cae una décima hasta el 3,3% intermensual cuando se esperaba que continuara en el 3,4%. Toda la expectativa del mercado estaba, no obstante, en el IPC subyacente intermensual. La apuesta mayoritaria era un 0,2% que imitase el del mes pasado y certificase un cierto relajamiento. La tasa del 0,1% registrada en junio (la más baja desde enero de 2021), por tanto, arroja una sorpresa positiva que termina de poner mucho cemento sobre una posibilidad que ya venía comprando el mercado: una Reserva Federal que comience a recortar los tipos de interés en su reunión de septiembre.
Si bien la BLS publica sus cifras con una precisión de un solo decimal, los funcionarios han ido ampliando cada vez más los números para obtener un panorama más completo de la dirección de la inflación. Sobre una base de tres decimales, el IPC subyacente aumentó un 0,065% en junio cuando la mayoría de los analistas se acercaba al 0,24%, la frontera ante una cifra que se pudiera redondear hacia el 0,3%.
Haciendo el repaso por las categorías que componen el IPC de EEUU, la gran alegría llega de una vivienda que con sus lecturas abrasivas ha impedido una más rápida desinflación. Los precios de la vivienda, que es la categoría más grande dentro de los servicios, subieron un 0,2% el mes pasado, el aumento más pequeño desde agosto de 2021. El alquiler equivalente de los propietarios, una medida para medir lo que pagarían los propietarios si vivieran en alquiler y la mayor partida individual del IPC, subió un 0,3%, también la lectura más baja en tres años.
Gran parte del -0,1% intermensual en el IPC general se debe también al retroceso del 3,8% de los precios de la gasolina. En la misma línea, las siempre vigiladas tarifas aéreas disminuyeron un 5% intermensual y los precios del alojamiento fuera del domicilio bajaron un 2%, lo que indica que el boom de los viajes tras la pandemia podría haber terminado. Los precios de los vehículos nuevos también bajaron un 0,2% intermensual y los de los vehículos usados un 1,5% intermensual. Igualmente ha contribuido que los servicios de atención médica aumentaran un 0,2% menos intermensual (un 0,3% el mes previo). Los precios de los seguros de automóviles, al contrario, subieron un 0,9%, aunque los analistas se temían un repunte peor.
“Con el dato de IPC de junio podemos resumir una primera mitad de año dramática para la inflación estadounidense y las expectativas de la política de tipos de interés de la Fed. El primer trimestre estuvo marcado por desagradables sorpresas al alza de la inflación y una drástica revalorización de la Fed, con la eliminación por el mercado de casi todos los recortes de tipos previstos para 2024. En el segundo trimestre, sin embargo, la situación se ha estabilizado y la inflación de mayo sorprendió a la baja“, apuntan los analistas del banco sueco SEB pendientes de la economía de EEUU. En junio ha seguido esa inercia de mayo.
Este dato de inflación llega apenas una semana después del otro gran dato que hace de catalizador para los mercados y que ofreció una perspectiva parecida. El pasado viernes se publicaba el informe oficial de empleo relativo a junio. Los detalles de la lectura de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) afianzaban el relato del progresivo enfriamiento del mercado de trabajo tras meses de impactantes datos en las postrimerías de la pandemia. La revisión a la baja del fuerte dato de nóminas de mayo, el descenso en el de junio, la caída por debajo del 4% de la evolución interanual de ingresos medios por primera vez en dos años y la escalada de la tasa de paro hasta la simbólica en EEUU tasa del 4% alicataban aún más la apuesta de los mercados de que la Fed recortará los tipos por primera vez en este ciclo en su reunión de septiembre y que lo hará dos veces en 2024.
“El descenso del IPC no se mantendrá, pero refuerza los argumentos a favor de que la Reserva Federal empiece a recortar los tipos de interés en septiembre, sobre todo porque el mercado laboral se ha suavizado. La Reserva Federal está atenta a los riesgos de mantener los tipos de interés demasiado restrictivos durante demasiado tiempo y las mejores noticias sobre la inflación de los dos últimos meses deberían reforzar su confianza en que la inflación está volviendo a acercarse a su objetivo”, escribe en un comentario para clientes Ryan Sweet, economista jefe para EEUU de Oxford Economics. “Los datos de este jueves reforzarán la opinión de la Fed de que la inflación se está moviendo efectivamente en la dirección deseada. El cambio de rumbo de la Fed en materia de tipos se está acercando”, apuntan Christoph Balz y Bernd Weidensteiner desde Commerzbank.
“No todo son buenas noticias para la medida de inflación del PCE (deflactor del consumo personal), la preferida por la Reserva Federal, que utiliza las medidas del IPP (índice de precios al productor) de las tarifas aéreas y los servicios de atención médica y da menos peso a los componentes de la vivienda. Nuestra estimación inicial apunta a un aumento del 0,19% intermensual en el PCE subyacente, lo que es aproximadamente coherente con el objetivo del 2%, pero no tan bajo como la lectura del IPC subyacente de junio. No obstante, dado que los funcionarios de la Fed también parecen un poco más nerviosos por la debilidad del mercado laboral, esto refuerza los argumentos a favor de un recorte de tipos en septiembre”, valora en una nota rápida Paul Ashworth, economista jefe para Norteamérica de Capital Economics.
Por supuesto, hay puntualizaciones. “Es probable que parte de la mejora de los componentes de la vivienda se debiera a un inusual aumento del alquiler equivalente en el noreste en mayo. La subida del mes pasado fue atribuible a un salto del 1,8% en el área estadística metropolitana de Nueva York, la mayor subida mensual desde febrero de 1994; un pequeño número de alquileres cotizados en el área de Nueva York aumentaron bruscamente en mayo, lo que provocó este movimiento extremo”. El experto avisa también de que, en julio, el IPC será un poco menos favorable tanto para el consumidor como para la Fed: “Los precios de la gasolina subieron a principios de julio como consecuencia de la subida de los precios mundiales del petróleo y de la demanda estacional, lo que impulsará el IPC de los carburantes de automoción. Las temperaturas más cálidas de lo normal ejercerán probablemente una presión al alza sobre el IPC de los servicios públicos”.
En cualquier caso, esos matices no empañan un júbilo con el dato de junio que difiere de la visión arrojada por los funcionarios de la Fed en sus proyecciones trimestrales de junio, en las que telegrafiaron (la mediana del famoso dot plot o diagrama de puntos) un solo recorte para este ejercicio, haciéndose obvio que se produciría más tarde de septiembre. El presidente de la Fed, Jerome Powell, en su testimonio ante los legisladores esta semana, ha evitado señalar el momento de los probables recortes de tipos y ha insistido en que las medidas de política monetaria se guiarán por los datos que se vayan publicando.
Esta quietud de la Fed ha quedado este jueves más orillada aún por el mercado. Los operadores siguen apostando fuerte por septiembre y la euforia se ha apreciado en los rendimientos de los bonos del Tesoro tanto a dos como a 10 años, cayendo (es decir, subiendo su precio) en el T-Note unos 10 puntos básicos hasta bajar del 4,2% por primera vez desde finales de marzo. Los futuros de Wall Street han repuntado y el dólar se dejaba más de un 0,6% frente al euro y más de un 0,7% frente a la libra esterlina. En el cruce con el yen japonés, el dólar ha llegado a borrar un escandaloso (en el mundo de las divisas) 2%.
Aunque la economía de EEUU todavía parece lejana a una recesión, el impacto de las abruptas subidas de tipos (de poco más del 0% a más del 5% en poco más de un año) se empieza a notar y, por ejemplo, el producto interior bruto (PIB) ya ofreció una lectura notablemente más baja que las anteriores en el primer trimestre con un 1,3% anualizado. Esto ofrece a la Fed un pasadizo para empezar a aflojar su restricción como ha hecho a este lado del Atlántico el Banco Central Europeo (BCE). “Con la Reserva Federal deseosa de evitar una recesión y lograr el “aterrizaje suave” previsto, creemos que la Conferencia de Jackson Hole, a finales de agosto, será el lugar en el que la Reserva Federal señalará de forma más explícita que se avecinan recortes de los tipos de interés”, opina James Knightley, de ING.
“La reciente mejora de la inflación es una buena noticia para el crecimiento de la renta real disponible, que es importante para el gasto de los consumidores. El gasto real de los consumidores sufrió un parón en el primer semestre de este año, ya que el crecimiento de la renta real disponible se ralentizó notablemente debido al repunte de la inflación. Esto parece estar cambiando y apoyará el aumento del gasto real de los consumidores, respaldando nuestra previsión de recuperación del crecimiento del PIB tras un primer semestre decepcionante”, cierra Sweet desde Oxford Economics.