La razón por la que estamos perdiendo poco a poco el olfato

La razón por la que estamos perdiendo poco a poco el olfato

La pérdida de la capacidad olfativa podría afectar diversos factores en la vida cotidiana.

Un factor ambiental estaría haciendo que perdamos el olfato progresivamente. Foto: Shutterstock
Un factor ambiental estaría haciendo que perdamos el olfato progresivamente. Foto: Shutterstock

The National Instututes for Health explica que el sentido del olfato juega un papel muy importante en la vida del ser humano, pues de este dependen otros sentidos como el gusto. Pero no solo cumple el rol de permitirnos identificar los aromas, también enriquece nuestra experiencia del mundo que nos rodea.

“Los diferentes aromas pueden cambiar nuestro estado de ánimo, transportarnos a un recuerdo distante e incluso ayudarnos a crear lazos con nuestros seres queridos. La capacidad para oler también juega un papel clave en nuestra salud. Si nuestra capacidad olfativa se reduce, podría afectar nuestra dieta y nutrición, nuestro bienestar físico y nuestra seguridad en la vida cotidiana”, señala.

De acuerdo con el Dr. Gary Beauchamp, investigador del gusto y el olfato del Monell Chemical Senses Center en Filadelfia, una persona promedio puede detectar entre 10.000 y 100 mil millones de olores, o incluso más.

Esto, debido a que en la nariz tenemos diferentes combinaciones de células detectoras de olores. En ese sentido, se sabe que cada persona tiene una sensibilidad a los olores muy diferente. “De hecho, cuando usted o yo olemos la misma cosa física, nuestras percepciones podrían ser muy diferentes,” dice Beauchamp.

Pero aunque nuestra capacidad olfativa es muy amplia, un estudio reciente reveló que hay un factor específico en el aire que respiramos que estaría afectando nuestro sentido del olfato y no es el Covid-19.

Mientras que la anosmia o pérdida del olfato producida por el Virus SARS CoV 2, suele ser temporal en la mayoría de pacientes, es posible que exista otro factor que haya estado disminuyendo progresivamente nuestro sentido del olfato durante años: la contaminación en el aire.

En fechas anteriores, la exposición a pequeñas partículas de polución que emite la combustión de los autos, las estaciones eléctricas y nuestros propios hogares, había sido relacionada con el desarrollo de una “disfunción olfatoria“.

Ahora un estudio ha comprobado la veracidad de esta afirmación. Los investigadores explican que debajo de nuestro cerebro se ubica el bulbo olfatorio que está compuesto por múltiples terminaciones nerviosas esenciales para desarrollar nuestra imagen olfativa.

Pero debido a la contaminación del aire y a la exposición prolongada a agentes externos, precisamente esta parte de nuestro cuerpo se estaría viendo afectada. “Nuestros datos muestran que existe un aumento en el riesgo de entre 1,6 y 1,7 veces de desarrollar anosmia debido a la contaminación sostenida de partículas“, expone Murugappan Ramanathan Jr, rinólogo de la Escuela de Medicina Johns Hopkins, en Baltimore.

De acuerdo con el experto, existen dos teorías sobre cómo está destruyendo la contaminación nuestra capacidad para oler. La primera es que algunas de las partículas de contaminación pasan a través del bulbo olfativo y llegan directamente al cerebro, causando inflamación.

“Los nervios olfativos están en el cerebro, pero tienen pequeños agujeros en la base del cráneo donde pequeñas fibras entran en la nariz, casi como pequeños pedazos de pasta de cabello de ángel”, dice Ramanathan. “Están expuestos”.

La segunda, es que puede que ni siquiera requiera que las partículas de contaminación alcancen el cerebro, pues al golpear el bulbo olfativo casi a diario, provocan inflamación y daño directo en los nervios, desgastándolos lentamente.

Para Ramanathan, la mayoría de los seres humanos subestimamos la importancia del olfato, pero lo cierto es que este sentido está asociado a muchas otras funciones y su pérdida puede afectar en gran medida nuestra calidad de vida. Es por esto, que el experto indica que es necesario tomar medidas en contra de la contaminación, como regulaciones más estrictas y un mayor control.