Las aseguradoras ahora utilizan drones y satélites para espiar a sus clientes
Esta práctica ha sido criticada por vulnerar la intimidad de los clientes y los derechos de los consumidores.
Hasta hace poco, las aseguradoras utilizaban herramientas estadísticas para decidir si aseguraban o no una casa y para calcular la póliza del seguro. Ahora, en 2024, este sistema ha sido ‘mejorado’ de una forma polémica: algunas compañías estadounidenses de seguros de hogar utilizan drones de vigilancia para decidir si aseguran o no las viviendas. En algunos casos, esto ha llevado a las aseguradoras a negarse a asegurar viviendas debido a problemas percibidos en el estado de los tejados.
Esta nueva táctica, vista como una forma de descartar pólizas de alto riesgo, ha irritado a los clientes y a algunos empleados de las compañías. Según este reportaje del Wall Street Journal, muchos edificios de Estados Unidos han sido fotografiados y catalogados como referencia.
Alrededor del 99% de las viviendas de la población estadounidense han sido catalogadas en el marco del Consorcio de Seguros Geoespaciales, financiado por el sector. Además, se están utilizando modelos informáticos para clasificar una colección de fotos e identificar cualquier problema que afecte a las pólizas de seguro, informa WSJ.
Por ejemplo, tejas dañadas, restos de jardinería, ramas de árboles que sobresalen, piscinas o camas elásticas no declaradas. Si la compañía encuentra alguno de estos problemas, emite un aviso de no renovación.
Las aseguradoras espían a sus clientes
Al parecer, las aseguradoras encargan la recogida de información a terceras empresas. Por supuesto, las aseguradoras están en su derecho de hacerlo, pero se les ha olvidado un paso importante: lo están haciendo sin el conocimiento ni el consentimiento previo de los propietarios de los edificios. Entre las diversas herramientas de obtención de imágenes aéreas se encuentran los drones, los aviones tripulados y los globos aerostáticos. También es probable que las imágenes por satélite, encargadas ad-hoc, sean otra de las fuentes de información.
“Hemos observado un aumento espectacular en todo el país de denuncias de consumidores que han sido dados de baja por sus aseguradoras basándose en una imagen aérea”, declaró al WSJ Amy Bach, directora ejecutiva de la asociación de consumidores United Policyholders.
El uso de fotos aéreas es cada vez más sofisticado, ya que las aseguradoras de viviendas de todo el país buscan “reducir el riesgo” de sus carteras inmobiliarias. Con este fin, se deshacen de viviendas que no son perfectas para recuperarse de grandes pérdidas.
Las aseguradoras se defienden diciendo que la toma de imágenes es una forma de ‘inspección’, y todos los asegurados permiten realizar inspecciones y peritajes cuando firman sus pólizas. Argumentan que tomar fotografías aéreas de las propiedades es menos invasivo que realizar inspecciones en persona. Sin embargo, lógicamente, esta situación ha suscitado preocupación por la privacidad de los clientes. También puede entrar en conflicto con sus derechos como consumidores, ya que nadie les ha preguntado de forma clara si aceptan ser espiados o no.
Una evolución preocupante
“Si tu tejado tiene 20 años y una tormenta de granizo se lo va a llevar por delante, deberías pagar más que alguien con un tejado completamente nuevo”, explica al WSJ el consejero delegado de la aseguradora Allstate, Tom Wilson.
La adopción generalizada de la vigilancia digital en el sector ha suscitado preocupación entre los defensores de los consumidores, especialmente por la capacidad de los clientes para impugnar imágenes potencialmente obsoletas o inexactas. Incluso ha obligado a algunos empleados a abandonar sus puestos en las compañías de seguros.
“Es como si utilizaran cualquier cosa como excusa para sacar a la gente de sus libros”, afirma Nichole Brink, que ha renunciado a su puesto en Farmers Insurance. Neil Pearson, consultor que trabaja con empresas de imágenes, afirma que las imágenes aéreas podrían actualizarse a diario en 2030 si los lanzamientos de satélites van según lo previsto. “Podría ser interesante desde el punto de vista de la privacidad, ya que… una propiedad podría ser vigilada a diario en alta resolución”, afirma. “Es un poco orwelliano”, añade.
A las asociaciones de consumidores les preocupa que las inspecciones que impiden renovar los contratos vulneren los limitados derechos de los clientes a impugnar las imágenes o la intromisión en su intimidad. “La tecnología va muy por delante de cualquier protección del consumidor”, explicó a WSJ Douglas Heller, director de seguros de la Federación de Consumidores de América.
Las aseguradoras de coches espían de otra manera
Las casas no son los únicos bienes que las aseguradoras están vigilando con alta tecnología. Los conductores de coches fabricados por General Motors, Honda y otras marcas populares afirman que sus tarifas de seguro subieron después de que las compañías enviaran datos sobre su comportamiento al volante a los emisores sin su conocimiento.
Kenn Dahl, de 65 años, es un empresario del área de Seattle que declaró a The New York Times que los costes de su seguro de automóvil se dispararon un 21% en 2022 después de que el sistema informático OnStar Smart Driver de GM instalado en su Chevy Bolt recopilara información sobre las particularidades de sus hábitos de conducción.
Dahl dijo que su agente de seguros le dijo que el aumento de precios se basaba en los datos recogidos por una empresa llamada LexisNexis, que compiló un informe de seguimiento de todas y cada una de las veces que él y su esposa condujeron su Chevy Bolt durante un período de seis meses.
Según Dahl, el informe de 258 páginas contenía información sobre las horas de inicio y fin de sus viajes, la distancia recorrida y otros datos que detallaban posibles casos de exceso de velocidad, frenazos bruscos y aceleraciones bruscas.
“Lo sentí como una traición”, dijo Dahl. “Están cogiendo información que no sabía que se iba a compartir y tergiversando nuestro seguro”.
¿Está justificado el uso de la vigilancia extrema por parte de las aseguradoras? Desde luego, esta práctica solo beneficia a las propias aseguradoras, que solo buscan clientes modélicos que no hagan ningún tipo de parte o reclamación. Sin duda, esa es una mala noticia para los consumidores.