‘Tienen el radio de cuatro canchas de fútbol’: así son las bombas de racimo que han causado más de 1.000 muertos y heridos en la guerra en Ucrania
Según un informe publicado este lunes por la Coalición contra las Municiones de Racimo (CMC), al menos 219 personas murieron o resultaron heridas por estas bombas en el mundo en 2023.
Angie Nataly Ruiz HurtadoPor segundo año consecutivo, Ucrania fue el país con el mayor número de víctimas por las bombas de racimo en 2023. Así lo asegura el informe anual divulgado este lunes por la Coalición contra las Municiones de Racimo (CMC), una red mundial que trabaja para erradicar este tipo de bombas.
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El informe de CMC señala que en 2023 las municiones de racimo y sus restos causaron 219 muertos o heridos en nueve países, casi la mitad de ellos en Ucrania (90).
Según el reporte, desde el inicio de la invasión rusa en territorio ucraniano, en febrero de 2022, se han registrado más de 1.000 muertos o heridos por las bombas de racimo, utilizadas tanto por el ejército ruso como por el ucraniano.
“Las Fuerzas Armadas rusas han utilizado municiones de racimo en repetidas ocasiones en Ucrania causando víctimas civiles, dañando infraestructuras civiles y contaminando tierras agrícolas. Las fuerzas ucranianas también han utilizado municiones de racimo, causando muertos y heridos entre la población civil”, señala CMC.
¿Cómo funcionan estas bombas y cuál es su uso a nivel mundial? Le contamos.
¿Cómo funcionan las bombas de racimo y por qué son tan peligrosas?
Lanzadas desde aire o tierra, las bombas de racimo son armas diseñadas para dispersar submuniciones de forma indiscriminada en grandes áreas.
Se trata de una especie de contenedor que se abre y esparce las submuniciones, muchas de las cuales no detonan inmediatamente, con lo que se convierten en ‘minas terrestres de facto‘ que, a largo plazo, matan y mutilan a decenas de personas.
La organización Handicap International indica que el radio de las bombas de racimo ‘puede ser similar al de cuatro canchas de fútbol’, por lo que no diferencian objetivos civiles de objetivos militares. Algunas bombas de racimo pueden llegar a esparcir hasta 600 submuniciones.
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Se ha informado que hasta el 40 por ciento de las municiones de racimo no explotan con el impacto, lo que permite décadas de detonaciones intermitentes
Según Naciones Unidas, “se ha informado que hasta el 40 por ciento de las municiones de racimo no explotan con el impacto, lo que permite décadas de detonaciones intermitentes y aleatorias. Cuando la guerra termina y las comunidades vuelven a la ‘normalidad’, a menudo se activan los restos sin estallar (…) Al no distinguir entre civiles, bienes civiles y objetivos militares, las bombas de racimo violan las normas del Derecho Internacional Humanitario”.
Handicap, de hecho, señala que el 98 por ciento de los heridos por estas municiones han sido civiles que regresaban a sus hogares tras el final de los conflictos armados.
Según el informe de la Coalición contra las Municiones de Racimo, desde la Segunda Guerra Mundial, al menos 35 Estados han desarrollado o producido más de 200 tipos de municiones de racimo.
Sin embargo, estas bombas están prohibidas en 112 países que han firmado la Convención de Oslo de 2008, cuyos signatarios se comprometen a frenar su uso y producción y a limpiar las zonas contaminadas por las municiones.
Un análisis del Real Instituto Elcano señala además que se trata de bombas que no impactan en el curso de una guerra si se tiene en cuenta que pueden causar bajas en enfrentamientos cuando las fuerzas enemigas actúan al descubierto, pero no cuando se trata de grupos armados bien protegidos por vehículos blindados o acorazados.
“No hay ningún registro histórico en ninguno de los innumerables conflictos en los que han sido empleadas, desde que aparecieron en el campo de batalla durante la Segunda Guerra Mundial, que demuestre su carácter resolutivo”, dice el analista Jesús A. Núñez Villaverde.
Ucrania y los otros países afectados por las bombas de racimo
CMC indica que en 2023 hubo una disminución en el número de víctimas de las bombas de racimo respecto al 2022, cuando 1.172 personas murieron o resultaron heridas por este tipo de municiones, aunque asegura que es probable que la cifra sea mucho mayor, puesto que el acceso limitado a las zonas de conflicto y las incoherencias en los informes de cada país dificultan la obtención de cifras definitivas.
El informe señala que, en el caso de Ucrania, hasta julio de 2024 se habían utilizado al menos 13 tipos de municiones de racimo y tres tipos de submuniciones.
CMC indica que todas las víctimas de ataques con municiones de racimo se presentaron en países que no han firmado la Convención de 2008, como es el caso de Ucrania. Además de la nación europea, las bombas de racimo causaron víctimas en Myanmar (al menos 13) y Siria (15).
El año pasado también se identificaron víctimas de bombas de racimo en Azerbaiyán, Irak, Laos, Líbano, Mauritania y Yemen, aunque no por ataques directos, sino por el estallido de restos de estas armas tras ser utilizadas con anterioridad.
Según el informe, en 2023 el 93 por ciento de las víctimas de las bombas de racimo y sus restos fueron civiles, es decir, 203 de las 219, y solo 16 víctimas eran militares. Entre las víctimas hay al menos 54 menores.
No hay ningún registro histórico en ninguno de los innumerables conflictos en los que han sido empleadas que demuestre su carácter resolutivo
Según CMC, los ataques de las bombas de racimo en 2023 afectaron directamente a escuelas y hospitales, mientras que las bombas sin detonar obstaculizaron el acceso a tierras agrícolas, causando un impacto en la seguridad alimentaria de los países afectados.
“Los hombres y los niños que realizan actividades como la agricultura, el cuidado del ganado, la recogida de chatarra o el acceso a zonas peligrosas para la recogida de leña y otros recursos naturales siguen siendo los principales grupos en riesgo de sufrir daños por restos de municiones en racimo en 2023”, se lee en el documento.
Los datos también dan cuenta que 26 Estados están contaminados por restos de bombas de racimo o se sospecha que lo están, entre ellos Chile, Sudán del Sur, Siria, Ucrania, Yemen, Afganistán, Alemania o Irán.
Los avances en la lucha contra las bombas de racimo
El informe subraya que los Estados signatarios de la Convención de la ONU han destruido colectivamente el 100 por ciento de sus existencias de bombas de racimo, lo que equivale aproximadamente a 1,49 millones de municiones y 179 millones de submuniciones. También destaca que desde la entrada en vigor de la Convención ningún estado parte ha producido nueva munición de racimo.
No obstante, el reporte alerta de un grupo de 17 países que continúan produciendo o que en el pasado produjeron este tipo de municiones y que no se han suscrito a la Convención para dejar de hacerlo. Es el caso de Estados Unidos, Israel, Brasil, China, Egipto, Irán, Grecia, India, Corea del Norte, Corea del Sur, entre otros.
“El Monitor de Municiones en Racimo halló pruebas de la producción de nuevas municiones en racimo en India, Myanmar, Rusia y Corea del Sur durante el periodo cubierto por el informe, pero la falta general de transparencia significa que la producción puede haber tenido lugar en otros países incluidos en la lista de productores”, dice el informe.
El texto también reporta una disminución en la limpieza de áreas contaminadas con bombas de racimo, comparada con la realizada en 2022. El año anterior, los estados parte de la Convención de Oslo limpiaron 83,91 kilómetros cuadrados contaminados por bombas de racimo, mientras que en 2022 fueron 93,49 kilómetros cuadrados.
“La limpieza se vio particularmente afectada por una falta general de financiamiento nacional que aún no ha regresado a los niveles previos al covid-19, mientras que las prioridades de financiamiento internacional se han desplazado hacia Ucrania”, dice la Coalición.
La CMC, además, hizo un llamado a los países que no han prohibido la producción de bombas de racimo pues “ponen en peligro a los civiles y amenazan la integridad y universalidad del tratado internacional que prohíbe estas abyectas armas”.